Mis manos, son ojos

Contemplo
ausente
la cuidad que me ha quedado

Dueño de las luces en mis ojos
Dueño de la muerte
en erupción sobre mis brazos
Dueño del vacío
Dueño de las luces nuevamente

Desde aquí el mundo es otro
Piedras revueltas
rebeldía sin precio
residuos de la vida y blasfemias de la noche encima

Mis manos son ojos
Aprendo a llorar
en silencio reclamo
en la víspera mi traje diurno concibe tu derrota
quisiera repetirte

Sabes a viento de la infancia
a pulcritud de monasterio. A sabor de lo perdido.

Profundas sábanas la oscuridad
Tristes las ventanas.

Cansadas las pupilas de ver a sus amantes, de soñar en la distancia
Todo sin tregua anuncia su retiro
Sólo nos queda continuar
Seguir en la caída de las noches
en la contemplación de la luz que yace ausente e irremediable

Ya olvidé
la resonancia de tu boca
significó utopía
y después
cerro sus labios sobre el césped extraviado

Mi violencia sólo dice que te amo
que adorarte es la cultura de mi vida
que continuar significa un retorno necesario...

Toda esperanza reclama su pasado.
Todo inicio pretende ser ruptura. Consagrar
el pasado en el misterio.
Arcano, sueño fracturado. Destino inconcluso.

Mas allá del mundo
Donde los silencios, donde los demonios
Toda la memoria repite nuestro hastío